Geología de La Guarguera
Formación
El Pirineo, nuestra gran cordillera, es la suma de muchas montañas y valles. No sólo las más altas, no sólo el Aneto o las Tres Serors, también otras más bajas y desconocidas son piezas esenciales de este magnífico escenario natural. El río Guarga nace en la zona central pirenaica, acompañado en su curso alto por discretas montañas que no alcanzan los dos mil metros de altitud. Pero la importancia de un pico no la da una cifra. Para un geólogo, la historia que está escrita en sus rocas y en su forma constituye todo un tesoro, una información esencial para reconstruir la historia de nuestro planeta.
Es bien sabido que la formación del Pirineo ha sido larga. Sus cimas más altas ya pertenecieron a otra cordillera en un pasado remoto, varios cientos de millones de años antes del presente. Pero el Pirineo como tal empieza a gestarse en el fondo de un mar tropical hace unos 80 millones de años, en lo que los geólogos llamamos el Cretácico. Limitado al norte por Europa y al sur por Iberia, ambas masas continentales comenzaron a acercarse produciendo la compresión de todas las rocas acumuladas bajo las aguas marinas. Durante millones de años las rocas fueron plegándose y rompiéndose, cabalgando unas sobre otras para ir levantando lentamente el gigantesco edificio de montañas que hoy vemos. Unas montañas que, literalmente, salieron del mar.
Mar
¿Pero cuándo desapareció ese mar? ¿Y qué tiene que ver la Guarguera en todo esto? La emersión de las montañas comenzó por el este, donde hoy encontramos la provincia de Gerona, y se propagó hacia el oeste. A medida que esto ocurría el mar se iba cerrando. De las montañas nacían ríos y estos erosionaban, transportaban y depositaban toneladas de sedimentos arrancados de los jóvenes relieves. Los procesos geológicos jamás se detienen, simplemente unos van siendo reemplazados por otros.
Las montañas que rodean el nacimiento del Guarga y del vecino Alcanadre, están formadas por conglomerados de unos 35 millones de años (entre el Eoceno y el Oligoceno, usando términos de la escala del tiempo geológico). Son acumulaciones de rocas redondeadas empastadas por arena o arcilla. Literalmente son antiguas gravas fluviales cementadas, de manera que fueron depositadas por antiguos ríos que abandonaban un joven Pirineo y desparramaban su agua y los sedimentos que acarreaban por zonas llanas situadas al pie de las montañas. Podemos deducir que entonces el frente montañoso pirenaico sólo llegaba hasta una línea imaginaria que uniría Fiscal y Jaca. De allí hacia el sur, las llanuras.
El choque entre Iberia y Europa aún continuó varios millones de años más, de manera que el Pirineo se hizo más grande y las rocas de la actual Guarguera (conglomerados, areniscas y arcillas) se plegaron y pasaron a formar parte de la cordillera. En términos generales, los estratos tienen forma de un gran pliegue sinclinal pero con numerosas deformaciones internas, por lo que se le conoce como sinclinorio: el Sinclinorio del Guarga. El frente del Pirineo se trasladó hacia el sur y diferentes ríos dejaron gravas y arenas en lo que ya es el límite actual con el valle del Ebro.
Red hídrica
Hace unos diez millones de años comenzó a formarse la actual red hídrica. Nuevos cursos fluviales comenzaron a fluir hacia el Mediterráneo, erosionando y encajándose entre las montañas, dibujando con su trabajo las formas de los valles y dando paso poco a poco al relieve que actualmente contemplamos. El Guarga es un río de escaso caudal y dinámica pluvial, poco influenciada por las nieves. Circula con una dirección este-oeste, atípica para los grandes ríos pirenaicos, pero cómoda para un río de humilde caudal que encuentra en las blandas rocas de esta zona un corredor sencillo de erosionar y por el que discurrir.
La forma amplia del sinclinorio parece acunar y acoger al río en su camino hacia el Gállego, de manera que tanto las rocas como las estructuras geológicas lo acompañan en ese trazado de heterodoxa orientación. Tramos de grandes bloques por los que dibuja cascadas y pozas dan paso a otros de amplias llanuras de inundación (gleras) incluso con algunos niveles de terrazas fluviales en los laterales. Algunas de esas terrazas, sustrato de campos de cultivo, fueron vaciadas para uso de la grava como árido en la construcción de la carretera que serpentea por la cara norte de Monrepós.
La geología es un viaje en el tiempo, a veces con destinos insospechados. En su aparente sencillez, las rocas de la Guarguera albergan el relato de alguno de los capítulos de la historia más larga del Pirineo: la geológica. No la veamos como un simple sustrato de la vegetación y la fauna sino como el disco duro de la memoria de la Tierra. Un legado de todos digno de proteger y conocer.